Federación de Enseñanza de CCOO | 20 abril 2024.

Los currículos de ESO y Bachillerato no hacen referencia al trabajo colaborativo medido por PISA

  • CCOO pide al Ministerio que se centre en los problemas reales de nuestro sistema educativo

Denuncia que la resolución de problemas en equipo choca con el desmesurado y excesivo contenido de los currículos de Secundaria y Bachillerato, su feroz academicismo, su refuerzo a prácticas memorísticas inútiles y los exagerados estándares de aprendizaje.

24/11/2017.

La Federación de Enseñanza de CCOO (FECCOO) critica que solo se hable del sistema educativo cuando son publicados los resultados de las evaluaciones realizadas por la OCDE y señala que, en todo caso, estos deben ser puestos en relación con los problemas reales. En el último informe PISA, centrado en el trabajo colaborativo, España mantiene una posición intermedia (496 puntos, siendo 500 la media de la OCDE). Y eso a pesar de que en los currículos de la ESO y Bachillerato (RD 1105/2014) no hay ninguna referencia a expresiones tales como “resolución de problemas en equipo”, “solución de problemas en equipo”, “problemas en equipo” o “trabajo colaborativo”. Las indicaciones metodológicas que pudieran interpretarse más favorables a una solución de problemas en equipo chocan con el desmesurado y excesivo contenido de los currículos, su feroz academicismo, su refuerzo de prácticas memorísticas inútiles, los exagerados –por detallistas– estándares de aprendizaje, etc.

CCOO emplaza al Ministerio de Educación a centrarse en los problemas de reales de la educación española y recuerda que es el profesorado el que tiene potestad para decidir qué estudiantes titulan en la ESO y el Bachillerato, y es en este terreno en el que debemos centrar los esfuerzos para mejorar la situación. En este sentido, recuerda que la LOMCE no es capaz de dar respuesta a los retos del sistema educativo español, que deben resolverse colaborativamente por parte de la comunidad educativa.

Sin quitar validez a aspectos concretos de PISA, FECCOO considera que los fines de esta evaluación internacional liderada por la OCDE deben ser objeto de deliberación. En concreto, apunta a la medición interesada de unos aspectos en detrimento de otros y aboga por que sean otros organismos, como la Unesco, los que lleven a cabo este tipo de estudios.